No es un secreto para nadie mi condición de hombre blanco y afortunado. Pero como a todo hombre blanco, la realidad le impone responsabilidades y le exige tomar decisiones de la mejor manera posible.

Es en ese momento donde entra la eyaculación, parece un asunto trivial, pero no lo es.

Al eyacular se accede a un estado de iluminación, donde todos los pensamientos se vuelve más refinados. Es como si la mente se abriera a contemplar posiciones en el tablero nunca antes imaginadas.

Estoy convencido, estimados habibis, que las grandes decisiones de la humanidad se han tomado después de eyacular.

Es precisamente por lo anterior que los invito a que lo pongan en práctica:

Sean dialécticos, eyaculen y mejoren sus vidas.

Los amo.